Nutrición

11 junio 2020

La alimentación juega un papel muy importante para los pacientes oncológicos. Existen importantes diferencias geográficas en la incidencia de cáncer de próstata a lo largo del mundo, lo que sugiere que algunos factores dietéticos pueden influir en el desarrollo del mismo, bien jugando un papel activador o como inhibidor de la carcinogénesis.

Por todo ello, en primer lugar debemos conocer las características y el aporte nutricional que nos puede ofrecer cada grupo de alimentos.

Grasa: Es el componente dietético que hasta hoy ha sido más relacionado con la incidencia del cáncer de próstata. Actualmente, se considera que lo que influye no es la cantidad sino la calidad. Un ejemplo serían los aceites vegetales que no parecen incrementar el riesgo de padecer cáncer de próstata.

Carotenoides: Dentro de este grupo se encuentran las zanahorias, los pimientos, el boniato o batata dulce y la calabaza. Generalmente está presente en verduras y hortalizas, especialmente las de color verde oscuro como las espinacas, acelgas, lechuga, espárragos verdes o el brócoli.

Vitamina E: Tiene una potente actividad antioxidante y también protegería contra el cáncer estimulando funciones inmunitarias. Por otro lado, se ha visto que inhibe el crecimiento de varias líneas celulares de cáncer de próstata. Se encuentra principalmente en: aceites vegetales, frutos secos, semillas como las de calabaza y hortalizas de hoja verde.

Vitamina D: Presente en los productos lácteos, el pescado azul, hígado, huevos, aguacate y germen de trigo.

Selenio: Es un oligoelemento que se localiza en los cereales, carne y pescados. Existe gran variabilidad en cuanto al consumo de selenio en la dieta, ya que su disponibilidad depende, en gran medida, de su concentración en el suelo.

Fitoestrógenos: Existen nutrientes con un alto contenido en fitoestrógenos. Los más importantes son: arroz, soja, cereales y té verde.

En resumen, a los pacientes con cáncer de próstata se les recomienda seguir los siguientes consejos:

  • Consumir verduras crucíferas, tales como el brócoli, el repollo, las coles de Bruselas o la col blanca y roja. Deben ser cocidas al vapor. También se recomienda la utilización de aceite de oliva.
  • Ingerir pescado azul con alto contenido en ácidos grasos Omega-3. Algunos ejemplos son el salmón, el atún, la caballa, las sardinas, las anchoas o la trucha.
  • Tomar frutos rojos, tales como los arándanos, frambuesas, moras o fresas.
  • Consumir frutas frescas bien lavadas (si se consumen con piel).
  • Las semillas de linaza tienen gran contenido en Omega-3 vegetal. Se pueden moler unos 30 gramos e incorporarlas a los cereales del desayuno, a los yogures o a la leche vegetal. También se puede ingerir como complementos alimenticios.
  • Comer entre 4 y 6 huevos a la semana.
  • El ajo, la cebolla y los puerros son recomendables, ya que se reducen los efectos de varias sustancias cancerígenas.
  • Condimentar los alimentos con cúrcuma, ya que es un antiinflamatorio natural potente. La pimienta negra potencia la asimilación de la cúrcuma por el organismo. También si se incorpora aceite de oliva.
  • Las setas (preferiblemente el shitake, el maitake y coriolus versicolor) son aconsejables, ya que estimulan el sistema inmunitario.
  • El zumo de granada es altamente beneficioso para los pacientes con cáncer de próstata o mama. Se deben consumir 250 mililitros al día. Asimismo, el zumo natural de naranja también es muy recomendable, de la misma forma que lo es el consumo de dos piezas de cítricos al día.
  • Beber, al menos, tres tazas de té verde al día, por todos los polifenoles que contienen las hojas.
  • El chocolate negro (con más de 70 % de cacao) es muy beneficioso. Se deben consumir entre 20 y 40 gramos diarios.

Autora:

Dña. Pilar León Izard. Vocal del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid (COFM) y miembro de la Junta Directiva del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC).