Después del tratamiento del cáncer de próstata, los hombres y sus parejas pueden seguir teniendo una vida sexual íntima satisfactoria. Cada hombre experimentará cambios en el sexo y la intimidad en diversos grados y con importancia variable.
Si entre mitos y leyendas nos movemos, una de ellas es que un diagnóstico como el cáncer de próstata supone un punto y final en las relaciones sexuales del hombre. Más bien, marca un redescubrimiento de la experiencia sexual tanto para él como para su pareja. Lo más importante es saber que se puede conseguir una función sexual plena después del tratamiento del cáncer de próstata. No es el deseo lo que se ve afectado, sino la mecánica para conseguir una erección adecuada para una penetración. Pero, se ha demostrado que el orgasmo es independiente de la erección y de la eyaculación.
El orgasmo es un fenómeno neurofisiológico complejo, que incluye cambios en los genitales externos, el tono muscular, activación de movimientos involuntarios, cambios cardiocirculatorios y respiratorios. Tiene carácter placentero y coincide, habitualmente, con la eyaculación. Pero podemos encontrar situaciones de orgasmo sin eyaculación, cuando sin tener lugar la expulsión espermática se consigue llegar a una situación de clímax durante una relación sexual.
A través de estudios clínicos se ha observado que la ausencia de eyaculación, la disfunción eréctil y la ausencia de glándula prostática son factores independientes del mantenimiento de la función orgásmica. Los estímulos que se desencadenan en el área genital y desde el suelo pélvico alcanzan el cerebro a través de las fibras sensoriales del nervio pudendo somático en particular, que se encuentra protegido por la fascia cercana a la pared pélvica, y este no sufre daño, a priori, durante el tratamiento para el cáncer de próstata. Por tanto, la función orgásmica probablemente no es tan vulnerable como la función eréctil.
¿Qué falla?
Durante la cirugía los nervios que transmiten señales para las erecciones se diseccionan fuera de la próstata y se dejan en el lecho prostático. Los nervios nunca fueron hechos para ser tocados y esta manipulación quirúrgica provoca inflamación y la neuropraxia (los nervios están allí, pero no funcionan). Esto también puede ocurrir por la radioterapia, y el resultado es que la señal entre el cerebro y el pene no se produce eficientemente, limitando la erección. Sin embargo, los nervios para la sensación del clímax son diferentes, por lo que la mayoría de los hombres pueden seguir disfrutando de la sensación del clímax, incluso sin ninguna erección.
En la cara de efectos secundarios sexuales después del tratamiento del cáncer de próstata, el foco se convierte en cómo recuperar intimidad y sexo. Probablemente una de las cosas más difíciles de hacer es re-alinear el pensamiento y entrelazar la intimidad, el sexo y las erecciones, poniendo el foco en el placer, el afecto y el juego genital.
Es importante “dejarse llevar” y dialogar con la pareja, os ayudará a redescubriros sexualmente de nuevo.
Rehabilitación
- Tratamientos para la disfunción eréctil: agentes orales llamados Inhibidores de PDE5, el dispositivo de constricción de vacío, el supositorio intrauretral y las inyecciones penianas, además de la rehabilitación funcional a través del ejercicio y la fisioterapia.
- Rehabilitación del pene. El pene se compone sobre todo de músculo. La rehabilitación del pene se utiliza para volver a poner el pene en forma después de la cirugía o la radiación.
- El objetivo de la rehabilitación del pene es mejorar el flujo sanguíneo al pene, y por lo tanto aumentar la actividad muscular.
- Es importante buscar ayuda profesional para conocer las ventajas y desventajas de cada opción. Ningún tratamiento es adecuado para todos. Los hombres deben entender los aspectos positivos y negativos de cada tratamiento y decidir la mejor opción para ellos.